Por Esther Ocaña Rodríguez
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06 jun, 2023
La autoestima es el conjunto de creencias e ideas que hemos interiorizado acerca de cómo somos y la evaluación personal que hacemos de estas. Es decir, no sólo es el reflejo de la imagen que se tiene de uno mismo ( el cual sería autoconcepto) sino que incorpora un juicio de valor, evaluando si nos sentimos bien o mal con ello. El valor que le damos varía a lo largo del tiempo, depende de factores externos e internos (como el estado de ánimo). Además, podemos valorarnos de manera diferente según el ámbito de la vida. Síntomas de la autoestima baja. Hay una serie de síntomas que pueden manifestar una autoestima baja. Identificarlos es el primer paso para solucionar cualquier problema derivado: Inseguridad: La falta de seguridad se debe a una sensación de incompetencia, lo que provoca también sentimientos de indecisión y dificultad a la hora de tomar decisiones. Tendencia a compararse con los demás . Esto genera aún más complejos y sentimientos de inferioridad. Por el contrario, las personas con niveles saludables de autoestima no necesitan compararse tanto con las personas de su alrededor, ya que se sienten bien consigo mismas. Incomodidad frente al elogio. Quien tiene baja autoestima cree que no merece elogios. Mientras que las personas con buena autoestima son capaces de reconocer tanto sus logros como sus fracasos. Poca asertividad. Las personas con falta de autoestima suelen aceptar propuestas, peticiones o mandatos que vayan contra sus propios intereses y son casi incapaces de negarse a ello. Minimizar los propios méritos. Al igual que sucede en el caso de los elogios, los propios logros suelen ser relativizados y despojados de importancia real. Sentir ansiedad y/o tristeza de forma habitual Evitar cualquier situación en la que se pueda fracasar , por lo que en ocasiones no prueban cosas nuevas o no se enfrentan a nuevos retos. Desmotivarse con facilidad, l o que conlleva a que decaigan en el camino y no consigan sus metas. Causas de la autoestima baja Las causas suelen tener origen en el temperamento unido a diferentes experiencias sufridas a lo largo de su vida. Sobre todo durante la infancia y la adolescencia, ya que estas etapas tienen un efecto determinante en la formación de nuestra personalidad. Por ejemplo: estilo de crianza alta en críticas y baja en afecto, padres exigentes y controladores, relaciones abusivas, aislamiento por parte del entorno, no contar con un núcleo que proporcione seguridad, bullying… Muchos de los problemas psicológicos o emocionales están asociados a la baja autoestima: depresión, trastornos de la alimentación, adicciones, o ansiedad. Una autoestima baja hace más difícil llevar a cabo las distintas tareas del día a día o enfrentarse a retos nuevos. Cómo mejorar la autoestima Cuida tu discurso interno. Identifica pensamientos negativos que tienes hacia tí mismo. Estos pensamientos negativos suelen ser relacionados con sensación de incapacidad, sentirse inferior, inseguridad, autoexigencia... Háblate como hablarías a uno de tus seres queridos. Utiliza auto-afirmaciones positivas, no anticipes posibles fracasos, acepta que no eres perfecto y que puedes fallar. Puede que en un inicio no te sientas identificado con estos otros pensamientos pero la constancia y consistencia generarán el hábito de halarte con respeto y auto compasión. Identifica tus valores. Los valores nos ayudan a aclarar cuáles son nuestras prioridades, qué nos hace feliz. Cuando actuamos en base a ellos nos sentimos satisfechos. Fija objetivos realistas. Una vez identifiquemos nuestros valores, proponte retos asumibles. Intentar alcanzar metas excesivamente difíciles favorece que aparezca la baja autoestima. No compararse con los demás . Compararse con los demás nos lleva a caer en un círculo vicioso. La obsesión por querer superar a los demás es capaz de impedirnos disfrutar de nuestros logros. Aprecia tus cualidades. Aprende a aceptarte y reconoce los méritos y logros que vas alcanzando. Rodéate de personas que los valoren. Autocrítica constructiva. Un exceso de autocrítica puede perjudicar tu autoestima. Encontrar el equilibrio a la hora de emitir juicios sobre el propio comportamiento es una habilidad que hay que trabajar y desarrollar. Cuida tu salud. Llevar hábitos de vida saludable como una alimentación equilibrada, descansar adecuadamente y realizar ejercicio físico, hará que te percibas de un modo más favorable. Acéptate sin condiciones. Una autoestima sana es incondicional. Desvincula la valoración que sientes sobre tí mismo de si consigues o no el resultado deseado, valora en función de tu esfuerzo o implicación. Tampoco esperes para valorarte a que otros aprueben o refuercen lo conseguido, no siempre tenemos al lado a alguien que sepa verlo. En algunos casos, la persona no puede lograrlo por sí sola, así que será necesario acudir a un especialista. De hecho, la baja autoestima es uno de los motivos más frecuentes de consulta psicológica. Los psicólogos ayudamos a que las personas aprendan a valorarse tal y como deben, de una manera equilibrada.